"Voler"

"Voler"
"Cuanto más se eleva un hombre, más pequeño les parece a los que no saben volar." Friedrich Nietzsche

jueves, 27 de marzo de 2014




"¿Y quién crees que eres? Andando dejando cicatricesColeccionando tu jarro de corazonesY destruyendo el amorVas a agarrar un resfrió Por el hielo dentro de tu alma"

Christina Perri

viernes, 14 de febrero de 2014



  

Quedate, quedate aunque sea solo un suspiro más, déjame tocar tu piel una vez más, quédate no dejes que nada te deje ir, hoy se que todo va a cambiar hoy no puedo decir que es un dia más.
Cuando todos echen a correr una vez más lejos de lo que hoy es tu hogar te recordare, y para que sepas que volere te dejare en tus manos la mitad de mi ser.

viernes, 24 de enero de 2014









-Es claro que no soy bienvenida aquí!
-Lo serias si tratarías mejor a los que te rodean

-Genial- puse los ojos en blanco
Mantuve la calma por los segundos que demoro Rose en darse la vuelta y poner un pie dentro de aquella casa de campo, a la cual Rose llama hogar.

Recogí mis maletas y mirando de reojo a los trabajadores del lugar me adentre a la vieja casa, la cual guardaba grandes recuerdos de mi infancia. Suspire con fuerza al rencontrarme con el viejo comedor, este no obtuvo ningún cambio desde mi última estadía en el lugar, recorrí con la vista cada portarretrato que se encontraba sobre la estufa y una ráfaga de melancolía recorrió mi cuerpo. Hice la cuenta, utilizando mis dedos ya que los números no eran mí fuerte, ya hacia exactamente seis años que no pisaba aquella estancia. Al voltearme me encontré con la cocina, la cual también se mantenía casi igual, con la excepción de algunos cambios de amueblamiento, fácilmente salí de mis melancólicos recuerdos al ver a Rose preparando el almuerzo.

-Emily, desempaca en la habitación que desees- Rose mantenía la alegría de siempre y su profunda sinceridad no se había reducido ni una milésima.

-A eso voy- Arrastre las maletas junto con mis pies hacia la habitación que utilizaba de niña, pensando en el comentario de Rose y en las pocas opciones que tenía. Solo me hiso falta poner un pie dentro del dormitorio para notar el cambio de iluminación dentro del mismo. Era claro que ese dormitorio no se utilizaba hace una buena cantidad de tiempo. El dormitorio yacía en penumbras, me encentre llegando hacia las ventanas, y para mi suerte recordaba el recorrido a la perfección.
Corrí las cortinas, abrí las ventanas, y subí las persianas. No se necesitó de más para que el dormitorio se iluminara de la misma forma a como se encontraba el resto de la casa. Nuevamente, y para no cambiar de rutina me senté sobre la silla de escritorio y percibí el lugar, luego de unos minutos de meditación concluí que el único cambio dentro del dormitorio era mi persona.

No pasaron más de unos segundos para sentir la presencia de Rose en la puerta de la habitación. No dijo nada, simplemente yacía recostada sobre el umbral de la puerta observándome. Claramente Rose no paraba de buscar en mi aquella niña que con tanta alegría llegaba a esta misma estancia.
Yo por mi parte, la mire de la misma forma de hacía seis años, aquella mujer de tez morena y ojos color café me había mimado durante doce años de mi vida, tal paciencia me tenía que no refunfuñaba a los pedidos de una niña que no hacía más que corretear en la estancia y entrar en la casa en búsqueda de alimento, y solo al ponerse el ultimo rayo de sol se resignaba a entrar a la casa. La misma niña que solo una fuerte tormenta la mantenía dentó de la casa de campo.

-Nunca pensé que regresarías a elegir esta habitación- comento Rose a lo bajo, entrando sutilmente y colocando una de sus manos sobre el viejo armario de madera.

-Nunca pensé que regresaría a esta habitación- susurre con la misma tonalidad de voz

-Yo nunca lo dude Emily, los años pasaron y sé que dentro de vos siempre estará la pequeña Emily que anhelaba regresar a la estancia año tras año.